Hay conceptos que me molestan mucho. Como cuando escucho que alguien dice que prefiere esperar lo peor para no sentir tan feo si las cosas no resultan como quiere. ¡Ahhhhh! Obvio va a tener lo peor porque es en lo que se está enfocando.
¿Por qué esperar lo peor? No sé si es por pereza y prefieren que pase cualquier cosa que sea, antes de comprometerse con ellos mismos y enfocarse, disciplinarse y actuar para construir la vida que sueñan.
O quizá sea baja autoestima y creen que no merecen las cosas buenas, bellas y exquisitas que la vida les quiere dar. Prefieren elegir lo poquito, lo de menor valor, lo que sobre del platillo… Lo que cae al piso desde la mesa del patrón.
Poniendo mi atención en lo que deseo.
Me detengo frente a la vitrina de una pastelería fina y doy un rápido vistazo a los diferentes postres que ofrecen. ¡Todos se ven deliciosos! Además de estar maravillosamente decorados, están distribuidos en el aparador de tal forma que cada uno luce todo su esplendor. En ese mundo de pasteles hay uno que llama poderosamente mi atención. ¡Zaz! Un “Selva Negra” decorado con cerezas… Uno de mis pasteles favoritos, y las cerezas ¡son mi pasión!
Vuelvo a pasar la vista por todos los postres a través del cristal de la vitrina para elegir cuál sería la mejor opción. No me fijo en los precios, sólo veo los pasteles y me imagino su sabor. Hay de duraznos que le gusta mucho a mi marido, también hay uno de moka que le encanta a mis hijos… ¡Pero hoy, la que decide soy yo!
Después de unos momentos, ese maravilloso “Selva Negra” decorado con cerezas sigue jalando mi atención. Así que entro a la tienda y pido que me lo vendan, incluso lo pido envuelto para regalo. Es un regalo que yo misma me doy.
Teniendo la certeza de recibir mi pastel con cerezas.
Mientras el empleado de la pastelería envuelve mi pastel, me imagino emocionada el momento en que llego a casa y lo coloco sobre mi mesa… Aún estoy en la tienda, pero en mi mente ¡ya lo puedo saborear!
Sería absurdo que, mientras espero el pastel que pedí, comience a pensar que quizá el empleado lo tire accidentalmente, o que justo en ese momento entre a la tienda un ladrón de pasteles y se robe precisamente mi “Selva Negra” con cerezas. ¿Cómo para qué pensaría de esa manera?
Al llegar a casa, mientras abro la caja de la pastelería, tengo la absoluta certeza de lo que voy a encontrar dentro de ella. Es lo que yo elegí, es lo que yo pedí, es por lo que pagué y, obviamente, es lo que recibí.
Elige lo que quieres para tu vida, pídelo y paga el precio. Pon en tu deseo toda la atención y tu energía. Siente la certeza de que justamente es eso lo que vas a recibir. ¡Espera siempre lo mejor!
Agregar comentario